Antonio Anglés Martins (São Paulo, 25 de julio de 1966-¿Irlanda?, ¿1993 o 1996?) es un criminal español.
Tan sólo vivió un año en la ciudad brasileña de São Paulo antes de trasladarse a España. Según sus familiares y conocidos era un delincuente habitual de carácter violento que solía propinar palizas a su madre. Tenía antecedentes por robo, atraco y tráfico de drogas. Se le conoce por el triple crimen cometido en la localidad valenciana de Alcácer, donde, según la sentencia del juicio, secuestró, torturó, violó y asesinó a tres jóvenes: Desirée Hernández y Miriam García, de 14 años, junto con Antonia Gómez, de 15.
El crimen de Alcácer
Reconstrucción de los hechos
La noche del 13 de noviembre de 1992 Antonio Anglés, también conocido como "Asukiki" o "Sugar", se encontraba paseando con el Opel Corsa de su amigo Miguel Ricart Tárrega (Catarroja, 1969) y con este mismo. Yendo por la carretera vieron a tres chicas que se encontraban haciendo autostop, con el fin de asistir a una fiesta del Instituto de Picassent que se llevaría a cabo en la discoteca Coolor. Anglés les preguntó si se dirigían hacia la discoteca Coolor y las tres chicas subieron al automóvil.
Al llegar a la discoteca, Anglés le dijo a Ricart que continuase conduciendo. Las niñas empezaron a gritar. Acto seguido, Anglés sacó una pistola Star del calibre 9 mm corto. Las golpeó con la culata del arma y posteriormente las ató. El "Rubio", como llamaban a Ricart, condujo el automóvil hacia Catadau. Esta era la zona donde Anglés solía refugiarse cuando lo buscaba la Guardia Civil. Sugirió la caseta medio derruida de "La Romana" como lugar donde llevar a las chicas. Dos de las niñas fueron violadas tanto por Anglés como por Ricart. Posteriormente deciden atar a las niñas y regresar al pueblo en busca de comida. Al regresar violaron a la tercera niña, para a continuación cavar la fosa y obligarlas a caminar hacia ella, Luego les disparó en la cabeza y las enterró. Recogieron los casquillos del arma de fuego y limpiaron el coche.
Los días posteriores
A partir de ese momento comenzó una intensa búsqueda para tratar de encontrar a las niñas. El 27 de enero de 1993, después de unas intensas lluvias, la tierra se ablandó y aparecieron los cuerpos. Dos apicultores que cuidaban sus panales, Gabriel Aquino González y José Sala Sala, de 69 y 53 años respectivamente) se toparon con la fosa. La Guardia Civil en la investigación posterior, encontr